INJERENCIA - TELESUR

 

Por: Marjiore Toapanta

Introdución

La desaparición forzada de personas en Venezuela es un fenómeno trágico y alarmante que refleja una crisis de derechos humanos profundamente arraigada en la historia del país. A lo largo de las décadas, miles de ciudadanos han sido víctimas de un régimen que, bajo la fachada de una democracia justa, ha desatado una ola de violencia y represión. Este ensayo examina el contexto de las desapariciones en Venezuela, trazando un paralelismo con otras realidades en América Latina, donde la intervención de actores externos, como Estados Unidos, ha exacerbado la situación. Asimismo, se aborda el legado de prácticas sistemáticas de tortura, la impunidad del gobierno y el sufrimiento de las familias de los desaparecidos, que han luchado incansablemente por la verdad y la justicia. A través de un análisis crítico, se busca visibilizar la urgencia de este tema y la necesidad de una respuesta colectiva que frene la repetición de tales atrocidades en el futuro.

DESAPARECIDOS EN VENEZUELA

Los desaparecidos en Venezuela son un tema alarmante y trágico. En uno de los videos de injerencia transmitidos por Telesur, se documenta la historia de personas desaparecidas a manos de militares bajo un gobierno que se presenta como un modelo de democracia justa. Sin embargo, esta situación no es única de Venezuela; se asemeja a realidades que se viven en otros países, como Ecuador. La colaboración entre Estados Unidos y Venezuela ha llevado a que oficiales militares venezolanos reciban formación en técnicas de tortura. Además, se han infiltrado agentes estadounidenses en el país, haciéndose pasar por venezolanos para impartir instrucciones.

Las desapariciones en Venezuela no son un fenómeno reciente; se remontan a situaciones similares ocurridas desde 1958, cuando personas inocentes, incluidos líderes indígenas y activistas, fueron víctimas de un régimen que pretendía ser benevolente. Las familias de los desaparecidos han buscado incansablemente los cuerpos de sus seres queridos, solo para enfrentarse al horror de descubrir cadáveres torturados y calcinados, muchos de los cuales nunca fueron identificados. Desde entonces, se ha generado un número alarmante de casos de desapariciones, que supera el millar.

Uno de los manuales de tortura más infames, conocido como KUBARK, fue diseñado para reprimir a la disidencia y violar los derechos humanos. Este manual, que contenía técnicas utilizadas en Vietnam, fue adoptado y adaptado por las fuerzas armadas venezolanas. Los campesinos eran raptados en sus lugares de trabajo, a plena vista, acusados de conocer a guerrilleros, y sometidos a torturas antes de ser devueltos a sus hogares, donde muchos morían a causa de las golpizas sufridas. A menudo, se engañaba a sus familias haciéndoles creer que habían muerto en combate con la guerrilla.

Los sobrevivientes han compartido relatos desgarradores sobre las torturas, pero la justicia sigue siendo esquiva; los cuerpos de los desaparecidos nunca han sido encontrados, y el gobierno continúa impune ante estas atrocidades.

DESAPARECIDOS EN LATINOAMÉRICA

La Casa Blanca y los gobiernos autoritarios han estado marcados por la desaparición de miles de personas, donde la justicia era una ilusión. La Escuela de las Américas entrenaba a individuos que se convertirían en torturadores y asesinos, y las dictaduras dominaban a la ciudadanía a través del miedo y la represión, llegando incluso a desaparecer familias enteras. Las violaciones de los derechos humanos se multiplicaban, y cada acto de tortura se intensificaba en su brutalidad, todo en busca de información. Los desaparecidos representaban la guerra que la CIA libraba contra el comunismo, comenzando en Venezuela, donde se registraron las primeras torturas y desapariciones. Posteriormente, Guatemala se convirtió en el siguiente escenario, donde un gobierno supuestamente comprometido con la justicia fue derrocado por un golpe de estado orquestado por la CIA, reinstalando un régimen dictatorial cuyo objetivo era sembrar el terror y la impunidad. La lógica del "sin cuerpo, no hay delito" prevalecía, y muchos desaparecidos nunca fueron encontrados, mientras que aquellos que lo fueron no recibieron justicia. No solo se violaron los derechos humanos de los desaparecidos, sino también los de sus familiares, quienes sufrieron en silencio. Este plan buscaba homogeneizar a la población, donde solo la voz y la ley del gobierno prevalecían. Todo esto se llevó a cabo en el Cono Sur a través de las operaciones del Plan Cóndor, y con el paso de los dictadores, la verdad se fue difuminando, haciendo que la búsqueda de justicia y la aparición de los desaparecidos parecieran cada vez más lejanas.

LA INVADSIÓN SILENCIOSA AÑOS 50

La CIA se presentaba como una institución destinada a promover la verdad y el bienestar de la población, pero en realidad, su intervención en América Latina reveló un lado oscuro. Esta región se convirtió en el talón de Aquiles de una organización que operaba con una vigilancia extrema. Cuando se hicieron evidentes las violaciones y abusos, muchos miembros de la CIA optaron por distanciarse. En este contexto, la CIA actuó como una fuerza invasora, manipulando gobiernos latinoamericanos en beneficio de los intereses de Estados Unidos, especialmente en la lucha por el control del petróleo en Venezuela. A medida que se revelaban las acciones encubiertas de Estados Unidos, sus representantes intentaban desmentir su implicación, argumentando ignorancia sobre el papel de sus funcionarios en Venezuela. Aquellos gobiernos que se resistían a la intervención estadounidense y defendían los derechos de su pueblo eran sistemáticamente desmantelados; en Colombia, por ejemplo, la CIA encubrió asesinatos de líderes que se oponían a la dictadura. Así, uno tras otro, caían gobiernos que se negaban a ceder ante el autoritarismo, enfrentándose a muertes misteriosas o asesinatos disfrazados, mientras la CIA se lavaba las manos. La organización buscaba establecer un control absoluto, utilizando a sus propios agentes como conejillos de indias en experimentos para manipular a la sociedad. Además, implementaban campañas de propaganda engañosa que presentaban a Estados Unidos como un defensor de la libertad, cuando en realidad buscaban sembrar el terror entre la ciudadanía.

LA INVASIÓN SILENCIOSA AÑOS 60

En la década de 1950, la CIA había logrado desestabilizar varios gobiernos en América Latina mediante tácticas que incluían el derrocamiento de líderes considerados opuestos a sus intereses. La agencia estadounidense financiaba a gobiernos que se alineaban con su doctrina, promoviendo un discurso que calificaba a sus oponentes de "izquierda". Este enfoque buscaba establecer regímenes que apoyaran y validaran las decisiones de Estados Unidos en la región, en lo que se percibía como una lucha contra el comunismo. En Venezuela, por ejemplo, el gobierno se convirtió en un títere de los intereses estadounidenses, mientras las masas trabajadoras y los sindicatos sufrían la represión de su libertad de expresión. A pesar de las negaciones de Estados Unidos, los mercenarios respaldados por la CIA eran capturados por revolucionarios que se oponían a la intervención estadounidense.

LA INVASIÓN SILENCIOSA AÑOS 80

Los pueblos que se levantaron en contra de la injusticia impuesta por la CIA, como Nicaragua, jugaron un papel crucial en la resistencia contra sus acciones destructivas. Nicaragua logró avanzar en su política, buscando apoyo para combatir a Estados Unidos. Las armas y venenos utilizados para reprimir a los disidentes y a los gobiernos que luchaban por la libertad eran elaborados por la CIA. De igual manera, El Salvador se erigió como otra nación opuesta a Estados Unidos, donde la muerte de Monseñor Romero marcó un punto de quiebre y dio origen a la formación de grupos de rebelión. La narrativa de una amenaza comunista fue utilizada para deslegitimar a los ciudadanos y sus luchas. Después de la caída del gobierno salvadoreño y la intervención de militares estadounidenses, se desvanecieron las esperanzas de un gobierno que realmente pudiera imponer una doctrina de justicia y libertad.

LA INVASIÓN SILENCIOSA AÑOS 90

La Guerra Fría entre la Unión Soviética y Estados Unidos se utilizó como una justificación para que este último interviniera en América Latina. La lucha por el dominio global se intensificó tras el final de este conflicto. Un ejemplo emblemático de esta intervención es la masacre de seis jesuitas en El Salvador, que evidenció las órdenes que provenían de los altos mandos. Cuando uno de los sobrevivientes se refugió en Estados Unidos, el país se encontraba en una encrucijada, sin saber cómo proceder ante un gobierno que buscaba la libertad para su pueblo. En este contexto, un narcotraficante emergió como una figura que anhelaba justicia para su comunidad. Con el inicio de la Guerra Fría, también se dio paso a una guerra económica que impulsó el surgimiento del neoliberalismo en la región.

Conclusión

En conclusión, el fenómeno de los desaparecidos en Venezuela no solo es un reflejo de la represión interna del régimen, sino también un eco de una historia más amplia de violaciones de derechos humanos en América Latina. Las tácticas de tortura y desaparición, promovidas por regímenes autoritarios y facilitadas por la intervención de potencias extranjeras, han dejado cicatrices profundas en la sociedad venezolana y en el continente. A pesar del sufrimiento y la búsqueda constante de justicia por parte de las familias de los desaparecidos, la impunidad sigue siendo un obstáculo formidable. Este ensayo resalta la necesidad de una acción coordinada y global que no solo busque justicia para las víctimas, sino que también abogue por la protección de los derechos humanos y la promoción de una democracia verdadera y sostenible en Venezuela y en toda la región. La memoria de los desaparecidos debe ser un recordatorio constante de la fragilidad de la libertad y la justicia, y de la responsabilidad colectiva de prevenir que tales horrores se repitan.

Referencia

- YouTube. (s/f). Youtu.Be. Recuperado el 29 de abril de 2025, de https://youtu.be/jrsyl36FwWU?si=Lhkck8OPDqWJAsNK

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